Si las elecciones catalanas eran un plebiscito, el resultado fue inequívoco: ganó el no.
La suma de las fuerzas independentistas Junts pel Sí y la CUP se quedó en el 47,81% de los votos. Mientras que el resto de partidos, que con distintas fórmulas se han opuesto a la secesión, alcanzó el 52,19% de los sufragios. En números: 1.948.730 papeletas para el independentismo frente a las 2.060.065 de Ciudadanos, PSC, PP, Catalunya sí que es pot y Unió.
En un referéndum con una sola pregunta, la opción independentista habría salido derrotada. Pero la evidente fractura del electorado, que se movilizó como nunca antes en unas elecciones autonómicas (77,4% de participación), es también un choque de legitimidades. El independentismo dijo que una mayoría absoluta sería suficiente para activar el proceso que quiere culminar con la secesión de Cataluña en apenas 18 meses.
"Hemos obtenido el mandato explícito para tirar adelante el proceso y conseguir la independencia de Cataluña", dijo el líder de ERC, Oriol Junqueras.
La traducción de los resultados da efectivamente la mayoría del Parlamento al independentismo. Pero los 62 diputados de Convergencia y Esquerra (con el 99% del voto escrutado) dejan en manos de la formación antisistema de la CUP, con 10, la gobernabilidad de Cataluña. Su candidato Antonio Baños ha dicho reiteradamente que su partido no investirá a Artur Mas.
La formula de Convergencia y Esquerra ha perdido nueve escaños con respecto a la suma que, por separado, tenía actualmente. Es cierto que Convergencia concurría esta vez sin Unió. Pero en cualquier caso, el bloque independentista baja de 74 a 72 escaños.
En la otra orilla, Ciudadanos se convirtió en la principal alternativa a la secesión. El partido de Albert Rivera y su candidata Inés Arrimadas prácticamente triplicaron su número de escaños (de 9 a 25) y arrasaron a los partidos tradicionales PP y PSOE como gran alternativa al nacionalismo. Arrimadas aseguró que el proyecto de Mas ha sido derrotado, pidió su dimisión y exigió una nueva convocatoria electoral.
"Los catalanes han dado la espalda a Mas y a su proyecto separatista y han optado por la unión y el cambio", aseguró Rivera.
Mas, sin embargo, dijo que la victoria del "Sí" es inequívoca y se conjuró ante sus seguidores para llevar adelante el proceso.